Francisco García Tortosa: “Traducir el ‘Ulises’ ha sido la obra de mi vida”

La Voz de Galicia, 17/03/2005

Francisco García Tortosa: “Traducir el ‘Ulises’ ha sido la obra de mi vida”
Es locuaz, pero, a veces científicamente exacto. Otras prefiere dejar que la sintaxis le lleve de la mano. Es uno de los primeros joyceanos de España

Pacorreo

FOTO:Cris Tobío
Tortosa dedica su vida a Joyce y a Irlanda. Haber traducido el ‘Ulises’ le convierte en un traductor poco común

José Miguel A. Giráldez

Gentilmente, nos ceden un despacho en el piso superior de la Fundación Torrente Ballester. Cae la tarde tropical: un raro calor de primavera lo invade todo. Es sábado, y el congreso compostelano sobre James Joyce declina. Me alegra que estemos aquí, en el templo literario de Torrente: siendo él, joyceano confeso, de cuerpo y alma. El profesor Tortosa y yo nos conocemos hace tiempo. Es, no obstante, la primera vez que puedo entrevistarlo en esta absoluta soledad sonora de la ciudad vieja de Compostela. Una ciudad que no le es ajena. Fue profesor aquí, y abandonó Santiago en el año 76. En realidad no lo abandonó nunca. Aunque es catedrático de Filología Inglesa en la Universidad de Sevilla, el contacto de García Tortosa con la ciudad del apóstol y su universidad, así como con la Universidade da Coruña, es casi continuo.

Abajo, la última ponente de la tarde desgrana las últimas palabras sobre James Joyce. Una presencia absoluta, compleja, que asciende por la escalera de la Fundación hasta este despacho en el que nos encontramos. Porque Tortosa es el autor de una de las tres únicas traducciones que existen en castellano del Ulises. Autor de la última, en concreto, publicada, tras complejos avatares, por Cátedra, en su colección Letras Universales. Y a pesar de que el Ulises no es de esas obras que puedan leerse fácilmente, la traducción del profesor Tortosa acaba de alcanzar ya la cuarta edición.

“La traducción es de 2000, porque en 1999 fue retirada inmediatamente. Fue esa la peor época de mi vida. Lo pasé mal”, dice Tortosa que, a pesar de su indudable perfil de científico, es un hombre que habla con gran pasión. “La negativa del heredero, Stephen Joyce, sólo se levantó en el 2000, y ahí es cuando se puede decir que la obra sale a la calle de verdad. Ahora vamos ya en la cuarta edición y son ediciones de 5.000 ejemplares, es decir, que no está nada mal…”.

Según García Tortosa, el Ulises, con ser la obra más celebrada del siglo XX en opinión de gran parte de la crítica, no constituyó para Joyce lo que podría llamarse “la obra de su vida” . “No, eso fue Finnegans Wake. No olvidemos que la comenzó en 1922 y estuvo escribiéndola hasta 1939… El Ulises, a fin de cuentas, fue cosa de siete años. Ahora bien, para mí sí. Para mí la traducción del Ulises sí es la obra de mi vida”.

Una obra que vale toda una vida. Una traducción complejísima, que además ha sido muy celebrada. Porque traducir el Ulises es un reto formidable. Sólo Salas Subirat y Valverde lo hicieron antes en castellano; aunque, como es sobradamente conocido, Otero Pedrayo ya publicó algunos fragmentos en gallego en la revista Nós, en los años 20. “Yo he estudiado a Joyce aproximadamente durante 20 años’’, afirma Tortosa, “había hecho la traducción de Anna Livia Plurabelle, por ejemplo, porque la primera vez, por cierto, intenté la traducción de Finnegans Wake (FW). Pero en fin, yo siempre creí que la mejor forma de entender el Ulises era metiéndome en él, traduciéndolo. Como se dijo, “FW no es para ser entendida”, pero el Ulises sí lo es. Y yo comprendo que cuesta trabajo: ahora sé que con la traducción ese críptico Joyce se abrió totalmente. Mi grupo de investigación se puso a colaborar, y recuerdo que en 1992, cuando empezamos, éramos varios, pero a las tres semanas sólo quedó una persona, María Luisa Venegas, que no es una joyceana. Los dos hicimos la traducción. Los dos. Salvo el capítulo 14, que es enteramente mío. Eso sí: la técnica fue la siguiente. Tradujimos por separado, todo el texto, lo cual ayuda mucho porque, vaya, cuatro ojos ven más que dos. Es increíble cómo se detectan los errores con esta técnica… Pues bueno, te diré que tuve momentos de flaqueza, instantes en los que decayó mi interés… Estuve a punto de dejarlo, y María Luisa insistió en que siguiera: creo que llegar al final se lo debo a ella. Terminamos en el 99, siete años tardamos, los mismos que Joyce en escribirlo…”.

Francisco García Tortosa, joyceano convencido, uno de los pioneros de estos estudios, cree que si te dedicas a Joyce la meta natural sería traducir el Ulises. “Es fantástico: es una mina. Más de cuarenta veces he leído el Ulises, pero sólo después de traducirlo puedo decir: he entrado en el Ulises de Joyce”. Me gustaría hacer lo mismo con Hamlet. Mira: cuando me siento mal, cuando dejo de creer en la gente, leo a Shakespeare. Leyéndolo, creo en el hombre. Ya ves, y eso no me pasa con Cervantes. Que alguien con 21 años sea capaz de decir “Rome is a wilderness of tigers…”: Shakespeare sabía lo que era el mal”.

Y aquí, en cierto modo, Tortosa mira hacia sí mismo: “Sí, lo admito, soy un descreído del ser humano. Yo me entrego mucho, siempre. Y por eso me duele. No comparto la compasión. La solidaridad la entiendo a medias. Pero la relación entre dos personas no es el amor: es la amistad”.

Y en cuanto a Ulises, prefiere desmitificar: “Yo creo en mi trabajo, pero no, no me siento especial. Tampoco sé qué decir de las otras dos traducciones, y eso que, claro, las he leído las dos. Veo que hay cosas buenas y malas, pero la mía es distinta. Es otra. El Ulises se entiende mal, como la propia vida. Y es que la vida es su tema: el Ulises es la gran novela realista”.