Impresiones del capítulo “los buyes al sol” de Ulises.

A pesar del oscuro y cambiante lenguaje empleado a lo largo de todo el capítulo, desde el primer momento somos conscientes de que una mujer, Mrs Purefoy, está dificultosamente dando luz en el hospital desde hace días. A lo largo del capitulo vemos, como si de un proceso de gestación se tratase, cómo el lenguaje evoluciona a lo largo de la historia y el tiempo. Todo esto está perfectamente plasmado en la historia que Joyce nos cuenta, cuidadosa y cronológicamente representada. Empezando por latín, poco a poco se va haciendo mas fácil de comprender y acaba con un argot dublinés moderno que puede ser una idea de cómo Joyce se imaginaba que evolucionaría el inglés en un futuro lejano. A la misma vez, dichos tipos de lenguajes van anexionados a un autor de esa época en particular dando como resultado una breve representación del inglés, el lenguaje y su literatura. Se necesita un conocimiento profundo para crear este capítulo tan variado en cuanto al lenguaje, ordenado y formando una historia coherente, por lo que a pesar de ser de complicada comprensión la historia detrás por la forma empleada, estamos ante algo admirable debido a su complejidad.

Bloom escucha como unos estudiantes de medicina se burlan de las mujeres y de los partos, haciéndose preguntas éticas como a quién se deberia salvar en un parto peligroso, si a la madre o al bebé. “Cada fase de la situación era sucesivamente eviscerada: la repugnancia prenatal de hermanos uterinos, la operación de cesárea, la postumidad con respecto al padre, [...]” Los desprecios son continuos. Mientras, Bloom se acuerda de su hijo fallecido: “Mas el caballero Don Leopoldo estaba grandemente malhadado por razón de sus palabras que todavía apesadumbrábale el espanto que daba el griterío de las mujeres en dolores de parto y que a él se le acordaba de su buena dueña Doña Manon que habíale dado un único hijo varón que en su onzavo día de vida muerto hubo y que ningún hombre sabido pudo salvar así de negro es el destino.” Esto nos hace empatizar con Bloom y sentir lastima por su situación, la misma que él va sintiendo por Stephen. Parece que lo nota como si fuese su hijo Rudy, y piensa que el vale más que los compañeros que le rodean. Aunque es algo más común en la mujer, vemos despertarse en Bloom un sentimiendo profundamente paternal. Es notable el cambio de modales al referirse a Bloom, “el caballero Don Leopoldo” El idioma empleado guarda un tono caballeresco que puede estar aludiendo a la Morte d’Arthur de Thomas Malory. Creo que, aunque es algo que se refiera a la vida de Bloom, este capítulo habla de la vida, de la evolución, del seguir adelante y del destino de ciertas cosas inevitables como la muerte. Nadie puede hacer nada ante ella, ni el hombre más sabio como puede ser un médico. Sin embargo, la vida continúa y no se para por nadie.

Joyce me sorprende una vez más en cuanto temas de exclusividad femenina, como ya lo hizo en el anterior capítulo, Nausica. Ahora lo hace con temas como el embarazo y el parto. El autor con este capítulo hace una especial alabanza a la vida y al esfuerzo al que se somete la mujer para dar a luz a una vida, “Me estremezco al pensar en el futuro de una raza donde se han sembrado las semillas de una tal malicia y donde no se otorga el debido respeto a la maternidad ni a la doncellez en la casa de Home.” Aquí vemos, una vez más, como Joyce respeta y siente bastante empatía al sufrimiento del parto, preocupándose por el futuro. Y a su misma vez, vemos como el resto de hombres que se mofan del tema en un lugar y una situación inapropiada. Es una situación comparable al de una risa en un velatorio. No parecen comprenderlo ni ser conscientes del riesgo real que las mujeres corren. Son hombres que, como ya dije en mis impresiones en Nausica, permanecen totalmente ajenos a temas sobre la condición de la mujer. Sus faltas de respeto son continuas ya que estan bebiendo y cada vez arman más y más jaleo: “La enfermera Quigley desde la puerta con enojo mandóles hacer chitón deberíais avergonzaos no es que no sólo no estuviera bien como ella les recordó estaba resuelta a tenerlo todo en orden para cuando apareciera lord Andrew pues no estaba dispuesta a que ningún terrible alboroto pudiera menguar el honor de su guardia”. ¿Por qué Joyce parece tener tal comprensión hacia la mujer en un entorno tan hostil para ellas?, Como algunos críticos joycianos han sugerido ya, ¿puede ser que el Ulises fuese realmente escrito una mujer? Es realmente impresionante que este tema sea tan importante para el autor y sea defendido, y más aún que un hombre en este ambiente patriarcal consiga comprender su importancia.

Bloom critica el hecho de que en nuestra sociedad la procreación se haya convertido algo importante vinculándose al tema religioso: “En lo que, desgraciada compaña, estabais todos engañados porque aquélla era la voz del dios que estaba grandemente enfurecido y presto a levantar el brazo y descalabrar sus almas por sus ofensas y por los descalabramientos cometidos por ellos contrarios a su palabra que procrearnos ardorosamente nos manda.” En cierto modo, se defiende la fertilidad y ataca a cualquier forma de contracepción. Parece que Bloom critica la institución de la iglesia, como ya ha hecho en anteriores capítulos, por la manera en la que la palabra de Dios ha sido interpretada. Bloom es creyente y por ello defiende la vida. Es por ello por lo que siente pena cuando Stephen decide irse con sus amigos al red light district.

Creo que en este capítulo vemos a un Bloom que continúa, en cierto modo, con la línea de Nausica. Un hombre que no sólo comprende los cuidados físicos y psicológicos femeninos, sino que también las entiende sentimentalmente y su condición de mujer en sí, algo que está infravalorado en una sociedad opresora por la iglesia y el rol masculino. Bloom se desliga del típico estereotipo de hombre que solemos ver en esta época. Es radical, directo y no se mezcla con el resto de estudiantes de medicina. Parece mostrar comprensión y respeto hacia lo injusto o los más débiles en determinado contexto. Pero ya no es que parezca comprenderlo, sino que, como hombre, también se identifica con el amor que una madre puede mirar a un niño. Un instinto paternal debido a la pérdida de su hijo, algo presente cada vez que mira a Stephen. ¿Hemos visto a Bloom tan sentimental como ahora durante el Ulises? Creo que pocas veces.

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