FW 403.18-404.03

Ánimo, en catorce páginas nos encontraremos la famosa historia de The Ondt and the Gracehooper

Methought as I was dropping asleep somepart in nonland of

where’s please (and it was when you and they were we) I heard

at zero hour as ’twere the peal of vixen’s laughter among mid-

night’s chimes from out the belfry of the cute old speckled church

tolling so faint a goodmantrue as nighthood’s unseen violet

rendered all animated greatbritish and Irish objects nonviewable

to human watchers save ’twere perchance anon some glistery


404 UP

gleam darkling adown surface of affluvial flowandflow as again

might seem garments of laundry reposing a leasward close at

hand in full expectation.

 

 

Danis Rose. Understanding Finnegans Wake.  London: Garland, 1983.

Comentarios

  1. Silvia dice

    Oir “hark” y hablar “hork”. Apelando a los sentidos y a la acción, “hark” =”escucha”= las campanadas del reloj pero para asegurarse que no lo está soñando exclama “hork” =”suéltalo, dílo, vómitalo” e intentalo reproducir en el justo momento de trance de la vigilia del sueño, intenta coordinar y reproducir lo que oye con lo que dice: las 4, las 5, las doce.

    Si a esto le buscamos un sentido bíblico, podríamos citar las palabras del Apostol San Marcos (cap. 4 vers. 23): “si alguno tiene oídos para oir, oiga” y según los Romanos (10:17) “así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios”.
    Hork! nos hace alusión al momento de “hablar” o vomitar con palabras lo que ha oído el protagonista, las campanadas del reloj, su balbuceo en el más puro galés puede justificarse de nuevo, bíblicamente, según se recoge en el Exodo 4:10 cuando Moisés le dice a Jehová “¡Ay, Señor!, nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni desde que tú hablas a tu siervo, porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.

    8ª estación Viacrucis: “Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén que lloran por él”, las mujeres son las figuras femeninas en el camino del dolor y se presentan como antorchas encendidas (“gestery gleam darkling adown surface).
    En el Evangelio según San Lucas 23, 27 – 28 encontramos su justificación a “I was dropping asleep” cuando las mujeres le responden “… Jesús, cuantas veces por cansancio o inconsciencia, por egoísmo o temor, cerramos los ojos y no queremos afrontar la realidad… Jesús, que tus palabras nos despierten”.

    ¿Podría estar “sudando” pues, su propio sudario en la vigilia de medianoche?

  2. Macarena Martín Martínez dice

    Efectivamente, parecen que eran las doce: la hora entre la vigilia y el sueño. En este capítulo el protagonista es despertado cuando estaba volviendo a coger el sueño (tele-trasportándose a ese lugar imaginario y placentero) por el ruido de las campanas de la iglesia que marcan las doce (“zero hour”, “goodmantrue”), y que el personaje asocia con la risa de una zorra, no sabemos si por las dudas que le habían surgido sobre su compañera. El hecho de que la iglesia sea la que marque la hora puede estar asociado con la idea de que la hora tenga que ver con la muerte de Jesús, como comentamos en el fragmento anterior; o simplemente no tenga ninguna referencia implícita, más allá del retrato realista de una ciudad en la que las campanas de la iglesia despiertan a sus habitantes, como suele ocurrir en los pueblos.

    Mientras tanto fuera de esa habitación, la noche tiene lugar en Irlanda. También se menciona Gran Bretaña como escenario, es decir, Irlanda se encuadra dentro de GB; quizás con la intención de acabar con el nacionalismo centrípeto y narcisista, que estaba teniendo lugar en Irlanda a finales del siglo XIX y principios del XX, y que Joyce rechazaba, ya que aspiraba a europeizar la isla y no a ser testigo de la hipertrofia de sus raíces célticas. Volviendo a la idea de la noche, ésta está llena de elementos que nadie ve porque (“objects nonviewable to human watchers”), como es común en la fría Irlanda, no hay mucha gente paseando por sus calles de noche. Todo está oscuro, salvo por algunas luces que se reflejan en el río, y la calle está cubierta con hojas que esperan expectantes a que la lluvia las moje.

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